martes, 26 de enero de 2010

Driving again

Prosigamos, nunca fui perfecta, y hubiese dado la vida por serlo.

No recuerdo un sólo cumplido acerca de mi que me hubiese creido, para mi sólo eran modos de agradarme, pero siempre sentí que no eran sinceros.

Como os decía, llegué a estar en 45 kilos de peso, y seguía viendome gorda, fea y bajita. Siempre he tenido una alta opinión de mi misma, je je

Obtuve ayuda cuando la busqué, y Jose siempre estubo ahí, viendome destrozarme, y esforzandose por sacarme de mi propia mente. Nada de todo esto podría ser real sin él. Posiblemente no estaría aquí hoy si no hubiese estado a mi lado.

Pero es tremendamente difícil ser féliz cuando te odias tanto. Todo el mundo tenía cosas positivas, todos, excepto yo.

Mi lista de cosas que no se me dan bien:

No sé montar en bici
No se nadar
No me gustan los deportes
Tampoco se me dan bien, así que ya hemos avanzado mucho
Nunca me ha entrado ningún tío, creo que ni me ven, soy totalmente invisible para ellos
Mi primer beso fue a los 17 años, y me lo dió la única persona de sexo masculino a la que le he interesado jamás.
No canto muy bien, y cantar es lo único que me gusta desde que era una niña
Nunca he sido la mejor en nada, no soy la más lista, ni la más simpática y tampoco me llevaré la medalla a "la mejor amiga"
Soy muy idiota e ingenua

Podría seguir, pero me he cansado...Como veis, no hay nada que haga bien, nada en lo que sea especialmente buena, se supone que uno siempre va a ser especial por algo. Yo no.

Yo soy una chica "del montón", del malo obviamente, el patito feo que nunca será un cisne, cierto. Pero ahora ni si quiera importa, ya no.

Una vez, hace un tiempo, llegué a un sitio, fue mi primera vez y la verdad es que la cosa pintaba bien. Fue la primera vez en mi vida que me sentí capaz de algo bueno, a decir verdad fue la primera vez que me sentí capaz de algo.

La gente me acogió muy bien, me explicaban las cosas, y yo empecé a sacar la cabeza de mi pequeño agujero. Entendía las cosas, y me integraba, había dejado la época escolar y de instituto, donde nadie me había prestado la más mínima atención jamás, y al fin formaba parte de algo, de lo más parecido a un equipo que nunca podré soñar.

Encontré a dos personas maravillosas, que hicieron que los pesares fueran menos malos, y lo lograron, durante algún tiempo. Ellas hacían que el Sol saliera, aunque estabamos en un lugar donde no se veía la luz del día, y era genial.

Recuerdo que al poco tiempo de llegar a ese sitio, llegaba una celebración importante, y...no me sentía el ogro más feo del mundo, me empazaba a sentir incluso aceptable, para mi sorpresa hablando de dicha celebración, alguien dijo: "A ver quién va con la Carolina?", mi respuesta inmediata fue "¿quien se ha portado tan mal como para tener que ir conmigo?", y sabeis lo que me contestó alguien: "Creo que de aquí podrías elegir al que quisieras". Ha sido la primera vez en toda mi vida que he conseguido sonreir ante un cumplido. Evidentemente no me lo crei, era absurdo, yo no era el tipo de chica que podía elegir nada, y menos acompañante.

Pero me hizo mirarme al espejo de otra manera, con menos crueldad, siendo un poco más complaciente con mis defectos, y empezando a vislumbrar alguna virtud.

Sí, por que durante los años después de encontrar ayuda, mi autoestima, ya de por si patética, se había vuelto insoportable. Había engordado hasta los 63 Kilos, y yo que consideraba que sólo estaba aceptable con menos de 50 kilos, no podía soportar estar tan sumamente gorda...Me sentía el ser más horrible de la Tierra.

Todo cambió el día que encontré ese otro Planeta donde las cosas eran...un poquito diferentes, y donde había encontrado amigas, dos a las siempre recordaré como "la chunga" y "las rancia". Ellas eran mis amigas, y no por pena sino por su propia elección, nos ayudabamos mutuamente con el trabajo, lo que me hacía sentir muy valiosa, por primera vez en toda mi vida.

A su cariño le debo mucho, hicieron que todo mereciese la pena, por eso siempre sentiré haber dejado lo que allí tuve: relaciones de igualdad, éramos todos iguales, nadie era mejor ni peor (a excepción de una portera de escalera) y fui feliz por primera vez después de mi bajada al infierno de la anoréxia.

Ese es el motivo por el que muchos días aún me levanto pensando: "Lo daría todo por volver a estar con ellas, fuese donde fuese"

1 comentario:

  1. Ay, ay, ay... si empezase a decirte toooodo en lo que no tienes razón... Ahora veo claramente que compartimos algo más que gustos frikis, compartimos nada menos que un montón de complejos e inseguridades. Pero sé que igual que tú no puedes convencerme de que me vea de otra manera, yo no podré convencerte a ti. Sólo tú puedes ayudarte a ti misma a ser más feliz. Con los estímulos adecuados, claro, un entorno agradable hará que te sientas mejor.
    Pero desde luego no me puedo quedar callada mientras escribes lo horrible y fea y desagradable que eres!! Desde luego que no eres fea, ni estás gorda, ni das asco, ni eres invisible o algo peor! Espero que poco a poco recuperes esa autoestima que tanto necesitas.
    Y sube la cabeza, mírate al espejo y mira las cosas buenas que tienes... que las tienes y muchas!
    Un beso, guapa. ^^

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